domingo, 22 de mayo de 2011

23-M

He dudado sobre el título. Alguien podría pensar que se trata de una nueva circunvalación de RG insuflado de nuevos bríos tras el triunfo electoral madrileño. Pero es un título que refleja el valor que damos en este país (España) a los logos y las fechas. Y la fecha de hoy es SIGNIFICATIVA. De entrada espero que todos se pongan manos a la obra con tanto entusiasmo como los días de campaña y nos limpien las paredes de toda la papelería que adorna indecorosamente nuestras calles. No hay cartel que se salve de la quema : destrozados, pintarrajeados, rediseñados sobre la marcha con nocturnidad.Si de algo nos convencieron con toda la cartelería al uso es que no respetan el medio ambiente, que no hacen caso de los carteles de PROHIBIDO FIJAR CARTELES y que utilizan nuestros impuestos para derrocharlos en las campañas electorales...aparte de esto poco más. Ah! sí, la palabrería al uso...aunque sobre ello no puedo dar fe pues se me cierran automáticamente las compuertas cuando oigo descalificar al contrario. Sobre todo cuando el rival no está delante y, menos mentarle a la madre que es poco decoroso en estos tiempos, se hace lo imposible por dejarlo a la altura del betún. No hay bemoles para decirle a la cara lo que escupen en los mitines. Este país (España) tiene agallas y las ha demostrado a lo largo de la historia. Pero es cainita y sus representantes parecen cultivados en campos de berzas y esparragueras. Se les achaca poca preparción para negociar con el resto del mundo (el idioma es un problema menor)pero en las distancias cortas poseen reursos suficientes para hundir al más pintado. Hemos sufrido -sarna con gusto no pica- la precampaña, la campaña y ahora toca capear la poscampaña. Tuvimos que cerrar las ventanas y taparnos los oídos en ciertos momentos dada la virulencia y encono empleados fundamentalmente por los subalternos y ahora serán los primeros espadas quienes se pongan la careta de "anonymus" y pacten con el diablo con tal de trepar hasta la cumbre. El pueblo ya ha hablado y es momento de ignorarlo hasta la próxima actuación-elección. Ahora los interlocutores son otros. O al menos tienen un aspecto más dulce. El ogro que quería quitarme los votos puede ser mi amigo si le otorgo ciertas prebendas y me aupa a mirar por encima de la valla. Al otro lado del muro hay una masa variopinta y escéptica que espera ver quien se asoma y, sobre todo, si piensa cumplir algo de lo hablado en campaña. Por cierto ¿de qué han hablado?.

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