lunes, 2 de julio de 2012


REBAJANDO LA EUFORIA
A ver como escribo ésto sin levantar ampollas.
El día después del éxtasis colectivo debería medir mis palabras y retirarme a un monasterio budista.
No lo voy a  hacer. Voy a hablar de fútbol. No como lo harán miles de voces en todas las emisoras y periódicos. LLevo una Eurocopa escuchando loas al juego de la selección y al divinismo de Del Bosque y su varita mágica. Imagino lo que serán hoy -que estamos en la cúspide del mundo mundial haciendo historia- las tertulias de toda índole. Allá voy. Me tiro a la piscina aunque no tenga agua.
Nadie duda de que estos jugadores son irrepetibles. Por una extraña coincidencia del destino han coincidido en el mismo lugar y al mismo tiempo una colección de perlas que han encumbrado nuestro fútbol a lo más alto del panorama internacional. Pero precisamente porque estamos ante una generación irrepetible hay que exigirle lo máximo. No podemos comparar a este grupo con ninguna otra selección. La historia cuenta poco cuando hablamos de lo que tenemos enfrente. Ningún equipo con los que nos hemos enfrentado puede oponer   un elenco de jugadores comparable con lo que tenemos ...por ejemplo, en el banquillo. Este grupo sólo puede compararse consigo mismo. Partiendo de esta premisa vemos que hemos conseguido tanto este campeonato como el anterior con una demostración bajo mínimos del potencial que realmente poseemos. Acordémonos del raquitismo en los resultados, de la fortuna en la tanda de penaltyes, de las ocasiones claras de gol erradas por nuestros rivales, de la bonanza arbitral al no pitar ciertos penaltyes.. para ver que el curso de la historia no lo han marcado solamente nuestros jugadores sino el cúmulo de circunstancias que se han concatenado para que hoy se dibuje una sonrisa en el imaginario colectivo de nuestro país. Del Bosque ha heredado la flor que caraterizó a M.M. pero también un ramillete de jugadores que no ha tenido ningún selecionador en sus manos. Sus tácticas conservadoras y extravagantes casi consiguen mandarnos a casa antes de tiempo. La mejor selección desde brasil 70 nos ha escamoteado el buen juego -sólo con cuentagotas y en la final ante un rival diezmado- y ha cerrado filas, literalmente alrededor de Casillas como si fuera un portero de 2ª categoría que necesitara protección y cobijo ante las avalanchas del rival. Más preocupados en defender que en atacar, en tener la pelota que enfilar la portería contraria, en aburrir al rival y hacernos bostezar a los demás haciéndonos levantar con frecuencia del sofá a comer unas pizzas, mirar por la ventana o echar un pis...según el momento.
Desde pequeño me enseñaron que el fútbol es meter más goles que el rival. Crear ocasiones de gol a través de centros al área que finalizan con remates a portería. Sólo cuando lo practiqué comprendí la grandeza que supone un pase de gol o ser el protagonista del lanzamiento que finaliza en la red. Desde esta vivencia puedo ponerme en la piel de los jugadores de la selección y  sentir una profunda frustracción pese al éxito conseguido. Esto no es contradictorio. Y no me refiero solamente a los suplentes, dioses condenados en el averno a contemplar y aplaudir con la mejor de las sonrisas los éxitos ajenos. Ellos también tenían calidad para participar en el reparto del pastel y no ser meros convidados de piedra. Lo han demostrado cuando les han dado oportunidad para ello. Se ha alabado el acierto de Del bosque en los cambios. Yo alego la premisa contraria. El error ha sido no ponerlos desde el principio pues eran los que mejor estaban y lo demostraron cuando intervienen en el juego. Sin embargo sólo se ha valorado el banquillo desde su potencial exclusivamente. ¿Para que sirve un potencial si no se aprovecha adecuadamente? Pero la premisa que ha prevalecido es "lo que funciona no se toca" (aunque chirríe en muchos momentos). Y hay que hablar de suplentes privilegiados por poder participar en el juego, pues algunos solo han pisado el césped para echarse unas risas en el calentamiento y punto.
Igual estoy confundido. Igual Del Bosque tiene motivos para que le llamen marqués y ser el seleccionador más laureado de la historia del fútbol. Nos gusta que a las buenas personas les acompañe el éxito y la suerte.
Igual estoy confundido y los jugadores están satisfechos con su actuación - pienso en Jordi Alba, un espíritu libre al margen de encorsetamiento, que se ha merecido con creces ser el mejor jugador de la Eurocopa y que no entra en ninguna quiniela-  con la gloria que da el parnaso y las suculentas primas que repartirán, no lo dudo, con las ongs que respalada cada uno de ellos. Pienso que toda esta elucubración es producto de no haber dormido bien tras la resaca de ayer...
Pero no dejo de imaginar que hubiéramos visto si estos jugadores caen en manos de entrenadores valientes como Johan Cruyff,  Pep Guardiola..o incluso Jokim Low .
Los hados a veces hacen justicia...así que no desespero en un futuro cercano, digamos en el próximo mundial en Brasil, ver mis sueños hechos realidad.
Por último un recuerdo a la Italia perdedora. Los grandes lo son también cuando las circunstancias le son adversas. Dignidad en el comportamiento de sus jugadores, en sus declaraciones y sobre todo en la del seleccionador que, aún equivocándose al hacer el tercer cambio tan prematuro, estuvo al pie del cañón cuando le vinieron mal dadas manteniendo el esquema táctico y no encerrándose en su área como hubiera hecho alguno de sus antecesores para evitar la avalancha del rival. Esta selección murió con las botas puestas y es digna del mejor de los elogios.