Reconozco que no es el mejor día para retomar el blog sin hacer sangre. Un 11 de setiembre da argumentos más que justificados y no es difícil encontrar la víctima propiciatoria para escupir la bilis acumulada.
No tengo más que mirar hacia oriente y rápidamente se me hincha la vena al ver como los antidiluvianos campan por sus fueros ajenos a la sensibilidad del resto de España. Ultimamente crecidos por los continuos traspiés del gobierno de Rajoy, que parece dispuesto a superar a su antecesor ( el ínclito Rodriguez) en todos los despropósitos que cabe imaginar. Todavía reciente el ridículo de la candidatura olímpica despreciada en Argentina ( a la que no hay comentarista que se precie que no le haya puesto un par de banderillas) se nos echa encima la celebración de la Diada con una muestra multitudinaria de "confraternización manual" en forma de cadeneta que asombra por su organización y seguimiento. Este salto cualitativo tendrá consecuencias y no parece que sea suficiente argumento esta vez que el gobierno español saque la varita mágica y haga algún requiebro vía reordenamiento de la deuda del govern.
En todo caso lo que verdaderamente interesa es el futuro de una Cataluña independiente. Como en Euskadi/Euskalherria el verdadero interés está, no en el empeño por ir contracorriente del mundo en que vivimos ( la supuesta globalización parece que casa mal con proyectos independentistas más propios del s. XIX) sino en cómo se articulará todo eso para contentar a tanto descontento. Siento verdadero interés en ver cuanto dura el "amor fraterno" en pos de la causa cuando las cañas se transformen en lanzas. No es lo mismo gobernar un país virtual que hacerlo sobre uno real. Mi curiosidad radica en ver cómo se aglutinarán las supuestas "sensibilidades" de uno u otro signo. Y sobre todo como encajará la corriente migratoria proveniente de las diferentes comunidades del defenestrado estado opresor que, una vez desengañadas definitivamente de las bondades separatistas, tratarán de reconducir la situación con ( intuyo) presiones cada vez menos pacíficas y voluntariosas. Cuando el idioma unificador ya no sea argumento, pues todos los gobernados desfilarán con el mismo canto acompasado, es cuando aparecerá la Górgona aguafiestas que romperá el guión idealizado. Entonces el idílico país se cubrirá de las mismas nubes que azotaron a todos los que antes lo han sido. El orgullo nacional dejará paso a las turbias miserias. Y el proceso se repetirá confabulándose fuerzas extrañas en las diferentes comarcas tratando de desgajarse territorialmente del todo unificador....así sucesivamente hasta la moleculización . El final está claro: Volveremos a unirnos todos gracias a la madre tierra, pero será unos metros por debajo.
Cada vez que veo una bandera quemada por una cuadrilla de ignorantes encapuchados me traslado por analogía a escenas vistas en televisión de la Intifada en Oriente Próximo. ¿Realmente hay similitudes entre ambas acontecimientos? Solamente en el tamaño del cerebro de quien utiliza el fuego. Minúsculo.
Sí, será interesante ver el proceso cuando los visionarios desciendan a la realidad y traten de poner en pie una nación en pleno siglo XXI. Esto dará mucho juego.