domingo, 26 de octubre de 2014

LIMBO

En mi infancia traté de descifrar este concepto que machaconamente se repetía en cuanto había un cura delante. Bien fuera en la catequesis, en el colegio o en el confesionario, el concepto del LIMBO no dejaba de atormentarme por su singularidad. Sabíamos lo que no era. No era el CIELO pero tampoco el INFIERNO. No había un lugar determinado donde pudiéramos ubicarlo. En nuestras mentes infantiles los espacios estaban acotados a los cuatro puntos cardinales y dejar correr la imaginación creando un espacio para el Limbo no era tarea fácil.

Así han transcurrido los años. Sin saber realmente si este espacio era analógico o virtual. Hasta ayer...
Un chispazo, una lucecita que se enciende de repente y un misterio que acaba desvelándose.
Ocurrió por la noche. Concretamente entre las dos y las tres de la madrugada. De repente años de penumbra se transformaron en clarividencia. Cuando sonaron las señales horarias de las dos - por segunda vez- y volví a escuchar el informativo que una hora antes repetía punto por punto las mismas noticias, comprendí que era aquello del LIMBO. Esperaré con ansiedad el próximo cambio de hora para vivir de nuevo esta increíble sensación.

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