miércoles, 11 de septiembre de 2013

11 DE SETIEMBRE

Reconozco que no es el mejor día para retomar el blog sin hacer sangre. Un 11 de setiembre da argumentos más que justificados y no es difícil encontrar la víctima propiciatoria para escupir la bilis acumulada.

No tengo más que mirar hacia oriente y rápidamente se me hincha la vena al ver como los antidiluvianos campan por sus fueros ajenos a la sensibilidad del resto de España. Ultimamente crecidos por los continuos traspiés del gobierno de Rajoy, que parece dispuesto a superar a su antecesor ( el ínclito Rodriguez) en todos los despropósitos que cabe imaginar. Todavía reciente el ridículo de la candidatura olímpica despreciada en Argentina ( a la que no hay comentarista que se precie que no le haya puesto un par de banderillas) se nos echa encima la celebración de la Diada con una muestra multitudinaria de "confraternización manual" en forma de cadeneta que asombra por su organización y seguimiento. Este salto cualitativo tendrá consecuencias y no parece que sea suficiente argumento esta vez que el gobierno español saque la varita mágica y haga algún requiebro vía reordenamiento de la deuda del govern.

En todo caso lo que verdaderamente interesa es el futuro de una Cataluña independiente. Como en Euskadi/Euskalherria el verdadero interés está, no en el empeño por ir contracorriente del mundo en que vivimos ( la supuesta globalización parece que casa mal con proyectos independentistas más propios del s. XIX) sino en cómo se articulará todo eso para contentar a tanto descontento. Siento verdadero interés en ver cuanto dura el "amor fraterno" en pos de la causa cuando las cañas se transformen en lanzas. No es lo mismo gobernar un país virtual que hacerlo sobre uno real. Mi curiosidad radica en ver cómo se aglutinarán  las supuestas "sensibilidades" de uno u otro signo. Y sobre todo como encajará la corriente migratoria proveniente de las diferentes comunidades del defenestrado estado opresor que, una vez desengañadas definitivamente de las bondades separatistas, tratarán de reconducir la situación con ( intuyo) presiones cada vez menos pacíficas y voluntariosas. Cuando el idioma unificador ya no sea argumento, pues todos los gobernados desfilarán con el mismo canto acompasado, es cuando aparecerá la Górgona aguafiestas que romperá el guión idealizado. Entonces el idílico país se cubrirá de las mismas nubes que azotaron a todos los que antes lo han sido. El orgullo nacional dejará paso a las turbias miserias. Y el proceso se repetirá confabulándose fuerzas extrañas en las diferentes comarcas tratando de desgajarse territorialmente del todo unificador....así sucesivamente hasta la moleculización . El final está claro: Volveremos a unirnos todos gracias a la madre tierra, pero será unos metros por debajo.

Cada vez que veo una bandera quemada por una cuadrilla de ignorantes encapuchados me traslado por analogía a escenas vistas en televisión de la Intifada en Oriente Próximo. ¿Realmente hay similitudes entre ambas acontecimientos? Solamente en el tamaño del cerebro de quien utiliza el fuego. Minúsculo.

Sí, será interesante ver el proceso cuando los visionarios desciendan a la realidad y traten de poner en pie una nación en pleno siglo XXI. Esto dará  mucho juego.

lunes, 11 de febrero de 2013

DESENCADENADO

Entiendo a  Spike Lee arremetiendo contra Tarantino por utilizar la esclavitud como desencadenante de sus obsesiones. Igual ocurrió con Spielberg cuando se mostró reacio a encumbrar -a mi modo de forma desmedida- a "La vida es Bella" de Benigni. Aquí el motivo era la visión frívola del nazismo. Malas lenguas dicen que en realidad lo que Spielberg no le perdonaba a Benigni era que lo había pisado en la entrega de los Oscar cuando el galardonado accedía al escenario tras una puesta en escena estrambótica y desmesurada.

En todo caso "Django Desencadenado" tiene algunas virtudes. La principal es que nos mantiene encadenados a la butaca pese a su largo metraje. Esto es un dato. ¿Cómo lo consigue? En la escena inicial, una larga introducción de los títulos de crédito con el fondo sonoro de una canción al más puro spaguetti western que nos retrotrae a épocas -ni mejores ni peores- pasadas donde el entretenimiento reinaba en las sesiones infantiles.Tuve la suerte de poder presenciar la sesión "adaptada" a los espectadores que sufren deficiencia visual o sonora por lo que aparecían los rótulos con el título de la canción y el intéprete.

Jamie Fox no es un dechado de virtudes interpretativas y su elección, salvo por el físico espectacular, sembraría algunas dudas. Pero en lo que no hay discusión es que el elenco de secundarios da el ritmo necesario a la narración. Cristoph Waltz es el verdadero artífice de cohexión de las escenas hasta su desaparición "por no poder contenerse" en el tramo final. Pese a la inmoralidad de su personaje investido de legalidad, rápidamente congeniamos con su labia investida de locuacidad y sentido común. De cuantos aparecen él es quien concita nuestro interés. La película se resiente cuando  ya no está. Bien es verdad que el metraje para entonces empieza a ser excesivo y el desarrollo de los acontecimientos posteriores sólo sirven para dejar la marca Tarantino una vez que el hilo argumental ya ha sido explotado sobremanera.

Di Caprio encuentra en el hacendado esclavista un personaje acorde con su progresión interpretativa. LLena de matices eleva sobremanera la tensión, palpable en un ambiente como es la gran mansión cerrada y oclusiva sobre todo en contraste con los espacios abiertos por donde Tarantino ha dejado deambular a sus personajes hasta entonces. Sin embargo son las escenas de interior las mejor desarrolladas y donde calan con mayor profusión tanto la teoría como la práctica de este discurso cinematográfico.

Samuel L.Jackson tiene un inconveniente. Los espectadores estamos avisados de antemano que si aparece él en escena su personaje dejará huella. Así que mi objeción no lo es tanto al actor como al director. Hay demasiados precedentes para pensar que su intervención será cualquier cosa menos anecdótica. De alguna manera la película se ve lastrada por esta sensación de "a ver qué ocurre". Las escenas añadidas parecen ir en consonancia con ese espíritu de venganza que hay que "desencadenar" contra el criado Stephen. Pero él no es enteramente responsable de sus actos. Su piel y su instinto le han hecho una extraña metamorfosis con el paso de los años dando una vuelta de tuerca al sentido de su vida y revolviéndose contra sus orígenes amparado en  un entorno -tal vez su ascendencia con el clan, la infantilidad de Stephen que necesita de un protector - favorecedor a sus intereses que no es otro que el de la supervivencia en un ambiente hostil.
No hay que justificarlo pero el director parece cargar las tintas en este episodio convirtiéndolo en el leif motiv de la película.

Las escenas finales con el rescate de la chica y el "happy end" impropio de un discurso tan bien hilvanado hasta entonces demuestran simplemente que los genios escasean.

domingo, 10 de febrero de 2013

El efecto Abraham Lincoln

Lincoln. Observando los presuntos espectadores a los que va dirigida esta película vuelvo a constatar que la juventud -digamos de treinta para abajo- visita otras salas (y no sólo cinematográficas).
De nuevo cine para personas "de cierta edad" o con bagaje cultural mínimo. Naturalmente no hay efectos especiales ni escenas con desnudos atractivos (la unica mujer que aparece en pantalla es una setentona ataviada de los trajes imposibles de la época) ni siquiera la cámara colabora en la labor pues no hay escenas trepidantes. Las tomas son dramáticas y medidas con el "tempo" justo para saborear cada escena y todo el encuadre con tiempo suficiente que nos permita captar los múltiples detalles de la escenografía (sobre todo en las estancias de una Casa Blanca alejada de cualquier imagen preconcebida que tuviéramos sobre ella por series o películas actuales).

"Lincoln" es una película de autor. Con toda la carga crítica que se pueda hacer desde el desconocimiento de la intrahistoria, la realidad es que está hecha con un enorme respeto al personaje. Los norteamericanos no hubieran consentido otra cosa.Y yo me pregunto ¿seríamos capaces de reproducir una historia similar en el cine español?. Incluso el dinamismo y la osadía con la que se enfrentan los representantes republicanos y demócratas son motivo de envidia. No sólo por la efervescencia de los debates sino por la lucidez de las invectivas. Los dardos envenenados que se lanzan los congresistas tienen al menos la clarividencia del uso del lenguaje directo, sin cortapisas. Los insultos llevan ironía y mordacidad...no son barriobajeros por definición. Lamentablemente aquí también perdemos en la comparación, pues la perversión del lenguaje entre nuestra clase política les hace reducir sus enfrentamientos a prácticas tabernarias donde el estilo y el vocabulario utilizado nos provocan bostezos al resto de los mortales.

Hay una pléyade de personajes secundarios a los que hemos admirado como protagonistas de otros avatares...Hal Holbrook, Tommy Lee Jones, David Strathairn...a los que la habilidad de Spielberg convierten en personajes relevantes de la trama. Todos brillan por encima o precisamente a causa de sus personajes. Mención aparte merece un James Spader que no es plato de mi gusto pero al que reconozco la dificultad de su papel.

Y por encima de todos Daniel Day Lewis que a riesgo de enterrar su carrera para siempre a magnificado la aureola de un presidente venerado dándole su fisonomía para la eternidad. Le ha ayudado la clave de claroscuros con que el director lo envuelve en la mayoría de las escenas. Pero no es menos cierto que la creatividad del actor ha sabido solapar su imponente figura a la del presidente haciéndose uno sólo. Hay que tener en cuenta que este es uno de los presidente más reconocibles de la historia y la labor de caracterización no era pecatta minuta.

Spielberg consigue algo casi imposible que nos olvidemos durante gran parte de la trama que este presidente murió asesinado a consecuencia de los hechos que se describen...esto no es un mérito baladí. Aunque recurre al artificio de mostrarnos una escena ajena al lugar donde se ejecuta el magnicidio, ésta es a mi modo de ver el momento más trascendental para su historia y el peor desarrollado. Hubiéramos preferido como última escena aquel desplazamiento majestuoso del protagonista saliendo por el pasillo y unos títulos de crédito que explicaran el final de la historia. Nadie es perfecto..

sábado, 2 de febrero de 2013

Sucesion de Sucesos

Mientras presenciaba la película de "Hichcock" en una sesión a la que acudimos cinco personas y yo era la más joven, pensaba que para ser el día del estreno no estaba mal un poco de tranquilidad. Está claro que no había parangón, comparativamente hablando, con cualquiera de los estrenos de las producciones del homenajeado. Pero habrá que dar tiempo al tiempo. Hoy estaba lluvioso y las cuatro de la tarde es la mejor hora para quedarse en casa echando la siesta así que resulta comprensible que casi hubiera más acomodadores -muy jóvenes por cierto- que espectadores. Me gusta observar a mis congéneres desde la última fila pues es el mejor bastión para hacer un juicio de valor sobre el tipo de película que estoy viendo. Naturalmente este análisis no puedo hacerlo en un cine lleno a reventar pero toda mi vida he pululado por salas semivacías cuando no semiabandonadas incluso por los propios gestores. La carga emocional se multiplica enormemente cuando son pocos los espectadores. Hasta el punto que hay una cierta familiaridad y no sería extraño que en un momento determinado alguien hiciera un comentario y el resto de los presentes entráramos al trapo terminando el cine forum en la cafetería más próxima. Supongo que este pensamiento lo habrán tenido otros, pero yo al menos todavía estoy por ver algo parecido en una sala. Lástima!

Bueno no sé si quería hablar de cine porque la peli no acaba de cuajar pese al elenco de actores en pantalla. Sólo Helen Mirren borda el papel y cada vez que la veo me flagelo preguntándome cómo no he podido visionar todavía "The Queen".

He tratado de concatenar este hecho con otros sucesos del día y veo que las similitudes van un poco forzadas. Rajoy que ha hecho una declaración de principios obligado por los últimos acontecimientos puede parecerse lejanamente a "H". pero más en lo físico que en la intriga que lo rodea. Además "H" gustaba de estar rodeado de la aclamación popular y el nuestro es un político que gobernaría gustoso desde el sótano de la Moncloa (y no precisamente en la bodeguilla ) sin exposición pública de ningún tipo si así pudiera pasar desapercibido y concentrarse en la tarea. Hoy sus asesores o su cargo de conciencia le han hecho pasar por un episodio surrealista. Ha dado una videoconferencia a la prensa. Hecho novedoso pues se encontraba escasos metros de la "canalla". Un diez en originalidad pero, me temo, un cero en sinergia colectiva. Interactúo, soy moderno en la utilización de las nuevas tecnologías pero al mismo tiempo evito el contacto directo. Nada de preguntas capciosas. Se cierra la conexión cuándo y como quiero y evito así preguntas incómodas o que me resulta imposible responder... No ha tenido suerte este hombre con la época que le ha tocado ser presidente. Seguramente nos sorprendería en tiempos de bonanza e incluso hubier pasado a la posteridad como un político honesto y eficaz que consiguió una cierta aceptación popular... Pero me temo que el futuro que le espera dista bastante de esta idílica visión y va a pagar todos los platos incluídos muchos que otros rompieron antes que él...Rubalcaba, siempre con los dientes afilados ha querido compartir el protagonismo de la jornada. No iba a dejar pasar la oportunidad. Así que ha preparado el material a la espera que la víctima pase por delante y sólo tenga que descabellar. Su figura no tiene parangón, ni en la película ni en la realidad. Cuando le escriban su biografía, pues él no tiene perspectiva suficiente para hacerlo, comprobaremos que no dejó puntada sin hilo y descubriremos sin asombro alguno que anduvo metido en berenjenales que ninguna mente aparte la suya fue capaz de imaginar...  He tratado de equipararlo con alguno de los personajes de la peli pero reconozco que no lo encajo con facilidad.  Bueno tal vez pudiera ser el censor...pero hay que descartarlo rápidamente porque en la película es un infeliz que pica el anzuelo que le lanza el protagonista con relativa facilidad. Nada que ver con el líder de la oposición.Aunque podría ser el escritor que seduce sibilinamente (no sé por qué me viene siempre este calificativo a la mente) a la mujer de H. con claros intereses de "trepa". Cospedal podría ser Vera Miles y Soraya, Janet Leigh, pero reconozco que estas comparaciones ya van un poco forzadas.

Lo dejo aquí. Me voy a la cama a releer a "Fouché".