domingo, 30 de octubre de 2011
MARGIN CALL
A veces todavía sucede que piso una sala de cine y la magia se apodera de la pantalla. No es frecuente por eso lo reseño hoy. Anclado en las maravillas del cine de los años cincuenta,sesenta, setenta -incluso si me apuran- de los ochenta del pasado siglo, este dinosaurio recela cada vez que asoma las narices en ese inframundo en que se han convertido las salas provistas de casi todo -niñatos con palomitas incluídos- menos de una buena película. Sin embargo esta vez el poder de convocatoria de un elenco de renombrados actores de primera fila se corresponde absolutamente con el reclamo de la cartelera. Buen cine sobre algo tan difícil de digerir para un humanista como es el poder del dinero. A la par que las altas finanzas se desnudan y muestran el lado oscuro -¿hay un lado bueno?- de los mangoneos bursátiles y empresariales de empresas construídas sobre la especulación y la mentira del "papel", emergen unos personajes creíbles porque detrás de ellos se encuentran nombres como Stanley Tucci, Kevin Spacey o un inconmesurable Jeremy Irons. Si éste lleva el papel a los límites del poder y Spacey a los de la duda moral sobre todo lo que está haciendo, me quedo con la reflexión del personaje de Tucci especulando cómo hubiera sido su vida si se hubiera dedicado a construir puentes como el que le marcó para siempre. Impagable la escena en que "contabiliza" el tiempo transcurrido sentado en las escaleras de su casa mientras decide si atiende o no la llamada de su empresa. Cine del bueno con un director primerizo que no puede empezar mejor su prometedora carrera.
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